viernes, 17 de abril de 2009

Nuevos, buenos aires.

Y así debe comenzar todo blog. Sin mucho glamour ni mucha gloria. Creo que ya me está gustando, mi egocentrismo necesitaba nuevos aires. En cuanto a este día, realmente tuve muchos (nuevos y buenos aires); disfruté de un paseo por el Parque y el verde era intenso, mucho más intenso de lo que recordaba. El sol despertó mi cuerpo entumido por la oscuridad de la ciudad, la brisa acarició mi cara y, yo, leí.
Descubrí a un escritor increíble, auténtico y fresco. Tanto que esas páginas parecían haber sido escritas ayer.

"Lavender Mist" de Jackson Pollock

Como el pasto entre mis dedos.

Sensación extraña, y no.
¿Es que tan lejos hemos llegado?
¿Tan lejos como para no saber?
Siento a mi sangre desesperada
por llegar al contacto. El impulso
es infinito; sensación fantástica
y extraña.

y a la vez no.

El verde contrasta al celeste
el blanco abunda. Revolotean
besando flores las abejas,
y recuerdo mi niñez.


Ya subí esto en otro lado, pero me gusta:


Alba.

A veces la mente me juega trucos. Más de una vez me creí el único ser en este mundo, el único real. Mis ideas rayaron lo ilógico, aunque siempre me resulto creíble. Jugué con la vida y la muerte, fundí mi presencia en el todo. Y nada era yo; nada que no pudiera imaginar.La causalidad reparó en mi, y mis actos recibieron, como consecuencia, un penoso mal; ese castillo, ruin, nefasto, cambiante. En mis sueños aún está. O estaba, ya no lo recuerdo… todo es confuso en un punto, todo vuelve hacia atrás; se retuerce, se voltea, vuelve. ¡Cómo cambié! Gracioso castigo; la soledad resguardó mi alma dolida, las letras escudaron mi corazón. Tres inviernos (o tal vez más) se mofaron de mí. Pero fui libre al fin, libre de ataduras, del tedio, del dolor implacable.Luego, claro, confusión; alegría, angustia, soberbia, humildad. Era (¿cómo no pensarlo?) capaz de todo. Quise vivir cada sentimiento; embriagarme de todos y cada uno de ellos. Sólo faltaba el más puro si se quiere. Y amé (tal vez extrañaba el dolor, como un adicto su néctar) sin pensarlo, amé a aquella flor, que por pétalos tenía espinas. Herido de muerte, mi corazón tambaleó. Antes de la estocada final pudo zafarse de la dulce tortura, del placer y el dolor: del amor al odio. Odio; eso sentí, amargura en mi boca, en mi alma, en todo mi ser.Desde aquel momento mi vida se tornó un torbellino, un ciclo, un tedio nuevamente. La ira reinaba en el caos de mi ser, el desorden era tal que mis pensamientos se confundían. Mi realidad se alteraba ¿Como saber qué es real? ¿Cómo tocar lo real, si lo que siento esta en mi mente? En lo profundo yo vagaba. En el fondo de mis ideas; las sentía tangibles y perfectas, hermosas y humanas. Entre violentas batallas con seres irreales (eso trataba de pensar) la encontré. Una Lilith para el lactante, una Eva para su Adán. Y así a ella también la amé.

Por da Rabbit.

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