Descubrí a un escritor increíble, auténtico y fresco. Tanto que esas páginas parecían haber sido escritas ayer.
"Lavender Mist" de Jackson Pollock
Como el pasto entre mis dedos.
Ya subí esto en otro lado, pero me gusta:
Alba.
A veces la mente me juega trucos. Más de una vez me creí el único ser en este mundo, el único real. Mis ideas rayaron lo ilógico, aunque siempre me resulto creíble. Jugué con la vida y la muerte, fundí mi presencia en el todo. Y nada era yo; nada que no pudiera imaginar.La causalidad reparó en mi, y mis actos recibieron, como consecuencia, un penoso mal; ese castillo, ruin, nefasto, cambiante. En mis sueños aún está. O estaba, ya no lo recuerdo… todo es confuso en un punto, todo vuelve hacia atrás; se retuerce, se voltea, vuelve. ¡Cómo cambié! Gracioso castigo; la soledad resguardó mi alma dolida, las letras escudaron mi corazón. Tres inviernos (o tal vez más) se mofaron de mí. Pero fui libre al fin, libre de ataduras, del tedio, del dolor implacable.Luego, claro, confusión; alegría, angustia, soberbia, humildad. Era (¿cómo no pensarlo?) capaz de todo. Quise vivir cada sentimiento; embriagarme de todos y cada uno de ellos. Sólo faltaba el más puro si se quiere. Y amé (tal vez extrañaba el dolor, como un adicto su néctar) sin pensarlo, amé a aquella flor, que por pétalos tenía espinas. Herido de muerte, mi corazón tambaleó. Antes de la estocada final pudo zafarse de la dulce tortura, del placer y el dolor: del amor al odio. Odio; eso sentí, amargura en mi boca, en mi alma, en todo mi ser.Desde aquel momento mi vida se tornó un torbellino, un ciclo, un tedio nuevamente. La ira reinaba en el caos de mi ser, el desorden era tal que mis pensamientos se confundían. Mi realidad se alteraba ¿Como saber qué es real? ¿Cómo tocar lo real, si lo que siento esta en mi mente? En lo profundo yo vagaba. En el fondo de mis ideas; las sentía tangibles y perfectas, hermosas y humanas. Entre violentas batallas con seres irreales (eso trataba de pensar) la encontré. Una Lilith para el lactante, una Eva para su Adán. Y así a ella también la amé.
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