miércoles, 29 de abril de 2009

Cardume de pirañas

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.dornaS ozihsed eS
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.olucríc nu razart a sav anañam ,oicepart nu etsazart íS .atropmi oN .rabor a nav al et atsah y racificurc ,razunemsed ,racifilacsed a nav al ,rarimda a nav al ,ralitum a nav al ,ramot a nav aL. alájeD .azebac ut ed areuf ragul nu ónag es arbo ut :ednarg necah et, naloiv et on “nóicaerc-rodaerc” olucnív le nepmor odnauC
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.nóicatpeca al ,orecret nu ed nóicaborpa al se ase- aicnednepedni us enag es euq atsah nóicaerc ut ed roñes y oma soS .eria le ne (etnajubid lam res ed osac ne) ossaciP ed otarter nu ó nófelac nu ,omsagro nu ,oinomed nu odneirap sátse :odnatsefinam sátse et ,ogla odneicah sátse euq onis ,saes éuq osac la eneiv ocopmaT .atsinoiserpmi sos ,onrotne le atcefa et ís ;pop atsitra nu sos ,oslup sénet ís :eria le ne (oicepart nu) ohcid etnemaiporp omargolelarap nu secart euq ognoporp eT
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(etreni ol a adiv somad el euq se ís) atanni ,aeráclac ,adiláp ,airadipal zedunsed ase ed nerbuc sal soeló sosE .ím arap oviv odaisamed orep ,sov arap orolocni ,áziuq ,roloc nu ed sederap sal netsiv euq soeló sol noc ednuf es y sarbmofla sal emocrac ,sohcet sol rop apert sañarip ed nemudrac lE
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.rioretna adiv anu ne tibbaR y oterraB ,dornaS :ahcered a adreiuqzi eD
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Los excluidos del Siglo XXI

El neoliberalismo puede reivindicar con exclusividad el haber producido una nueva categoría de persona.

El excluido del siglo XXI presenta una característica ineludible: su INVISIBILIDAD.

Excluido de qué? De ciertos derechos, garantías, libertades, indispensables para proyectarse como ser humano.

¿Acaso no somos todos iguales ante los ojos de DIOS? Parece no ser así.

El sistema ideológico dominante necesita ser cuestionado de manera urgente.

La muerte de las ideologías, proclamada por pensadores como Francis Fukuyama, ha perseguido el congelamiento del Globo en 1990, post caída del muro, post Guerra Fría.

El mundo tenía su vencedor. Nada se podía hacer al respecto. Todo debía permanecer inalterable, por los siglos de los siglos (amén).

Pero la Historia no funciona así. Para desgracia de muchos. Para esperanza e ilusión de otros.

Un cuestionamiento a nivel sistémico nos conduce a un replanteo del análisis al que se ve sometido el excluido (producto del mundo de hoy, donde Mercado = Dios).

Que fácil sería recargar nuestras miradas acusatorias hacia el más débil. Hacerlo responsable absoluto de la realidad imperante.

Ahora, ¿solucionaría el verdadero problema?

No, solo nos permitiría seguir reposando en nuestra cómoda tranquilidad, ya habiendo localizado la causa de nuestros males.

Si nos dejamos arrastrar por la imagen que se construye del excluido desde algunos medios de comunicación, imagen que la gente internaliza de manera acrítica y automática, resultará difícil analizar la cuestión desde un ángulo diferente.

El excluido ha perdido su dignidad. Su horizonte más lejano es el día de mañana. Luchar para sobrevivir es la consigna.

¿Cómo se inserta el tema VIOLENCIA dentro de este planteo?

El excluido ganado por la violencia como forma de vida está enviando un mensaje (aunque muchas veces hagamos hasta lo imposible por no verlo, tapándonos los ojos si es necesario):
es la única vía de la cual es dueño para presentarle demandas al sistema.

Ya que no pudo ser parte de ese mundo, ahora es el turno de desquitarse a través de la violencia. Acaso es el penoso consuelo que le quede.

Por medio de la violencia, el excluido se hace visible, se corporiza. Es solo en ese momento cuando la sociedad se percata de su existencia.

Con estas líneas no se persigue la creación de un marco justificatorio para ciertas conductas delictivas o violentas que suceden a diario (aunque magnificadas hasta el extremo por el bombardeo mediático).

Simplemente, se está tras la búsqueda de una mirada más amplia, de una perspectiva más abarcadora que ensanche nuestras mentes, que logre incluir a todos.

En definitiva, una mirada que consiga comprender un poco más y juzgar un poco menos.

Si conseguimos esto, es probable que nuestro foco de atención mute, evitando poner en el banquillo a los más débiles.

BARRETO

lunes, 27 de abril de 2009

Cuestión de Fé

El sonido de su mandíbula era lo único que se escuchaba en la habitación. Dolido, solitario; acompañado sólo por unas galletitas humedas y sus cavilaciones, Ferreyra diagnosticaba a sus delirios metafísicos como inconducentes.



Encendió un cigarrillo.



Podría estar haciendome la paja en este momento y estaría aprovechando más mi tiempo. Tan acertada le pareció su observación que no pudo evitar eyacular una desolada sonrisa, y con la desesperación de los que se ríen sólos buscó la salida más próxima.



El viento azotaba con furiosa intensidad el triste paraje que lo circundaba, árboles deshojados al borde del abismo mortal aferrados al suelo gris sin vida y el cielo nocturno con una luna oculta tras una masa de negras nubes. Debería haber traído el gamulán. Se dispuso a caminar en 4/4 para calentarse un poco (de ninguna manera subiría por su abrigo, cuestión de orgullo). Sus pies lo guiaron por una senda poco transitada con adoquines de antaño y recuerdo de putas viejas pero su concentración estaba depositada en sus pasos. Pasos de jazz, de rock, de cumbia, de etcéteras. Walk down, walk along, walk away.



Away. ¿Hasta dónde lo guiaría el viento? La seguridad en cada uno de sus pasos lo sorprendía, lo excitaba. Lógicamente sabía con exactitud dónde terminaría, El Bar del Ahorcado (nombre real, desconocido). Más tarde, como cada noche, habría contado (whiskey-talk) sus visiones, sueños proféticos en donde vio a charly, el dueño del bar, morir a la Michael Hutchence.



Pidió un whiskey sin hielo y se acomodó en su asiento, ansioso por sentir el fuego del alcohol en su garganta extenuada. Una mueca bastante similar a una sonrisa se asomó en su boca; dos atados en dos horas, esta vez me fui a la mierda . Descubrió una figura extraña, no habitual de su antro favorito, de aspecto sombrío. No sombrío, desesperado. De aspecto desesperado, aquella mujer bebía de su copa como si se tratase del antídoto para sus tormentos. Y en cierta manera, este brebaje entre maldito y divino exime de problemas terrenales, de los quilombos, de los imbéciles. En otras palabras, deja que ardamos tranquilamente en el infierno del olvido.


Sus ojos se encontraron como dos toros al choque. Ninguno de los dos se atrevió a bajar la mirada. ¿Qué carajo le pasa a esta mina? Sus ojos le recordaron a un felino a punto de ser cazado. La mujer ojos de gato fue acercándose -blandiendo su copa; una daga de cristal, tan frágil como quien la empuñaba- precavida y confiada. Su boca se abrió y de ella brotó un sonido, más parecido a una melodía que a las mundanas palabras que la gente habitualmente vomita:


- Osvaldo Ferreyra.- Una mueca adivinó la pregunta que Ferreyra estaba a punto de formular. -Yo no soy lo que aparento, como tampoco vos aparentas lo que sos.


- ¿Quién sos? - Temor era lo que recorría su cuerpo en forma de un sudor frío, el mismo que lo acompañó otra noche de blues por Constitucion en las fauces un .38.

- Yo soy vos. Así de simple -sentenció - Ya sé, esperabas algo más extravagante pero esto no es un cuento de Dickens - agregó al notar, casi previendo, su rostro rebosante de incredulidad.

-¿Y cómo es eso? - Algo aburrido, Ferreyra instó a que se explicara.

-Fácil; vos estás muerto y yo soy vos.

Al momento de pronunciar estas palabras Ferreyra se levantó y se dirigió a la puerta, sin creer una palabra de lo que decía tan extraña mujer. Seré muchas cosas pero boludo, no. La mujer lo interceptó en la fachada del bar antes que él pudiera tomarse un taxi.

-Sé que parece raro, pero estás en una especie de dimensión desconocida. Parece que interactuás con los demás pero en realidad ellos te ignoran... a que vos también lo sentiste, ¿o no?

La mujer hablaba y Ferreyra empezaba a creer, comenzaba a dudar de su existencia. Es verdad que hacía tiempo que no entablaba una conversación con nadie. y si lo hacía sentía que lo ignoraban -o estaba tan borracho que no recordaba haber hablado con nadie- era desesperante. Tanto que la posibilidad de la inexistencia terrenal le parecía una idea bastante apetitosa.

-Ponele que te creo - dijo bruscamente tratando, inútilmente, de ocultar un hilo de emoción en su voz- ¿Qué pasaría ahora?

-Fácil - dijo sonriendo la mujer - me acompañás y lo solucionamos, es un trámite muy simple. Nos pasa más seguido de lo que te podés imaginar.

-parápará ¿Vos no eras yo?- dijo confundido, rindiéndose a la merced de la mujer espíritu.

-Sí... y no - respondió, confundiendolo aún más- vos sos yo, como yo soy vos y nosotros somos ellos. Somos Esperit, Spirit, Espiritu - dijo, sobreactuando la solemnidad de sus palabras - no importa eso ahora, seguíme.

Comenzaron a caminar por calles oscuras que Ferreyra no reconocia, sin embargo no dudó de la veracidad ni de la mujer que contó esa historia un tanto absurda, un tanto tonta. Entre los árboles deshojados y veredas destruidas por el tiempo, se hicieron paso hacia un destino (incierto para uno, familiar para otra). Ferreyra sintió, como los animales perciben, el peligro inminente pero decidió no hacerle caso. Algo que salga de lo ordinario, del tedio que significaba su vida en toda su inmensidad era más que bien recibido.

En un segundo la mujer se da vuelta y se sonríe; dolor punzante, grito ahogado, oscuridad, olvido, letargo.

¿La muerte ha llegado?


Claridad insoportable, una luz incandecente en el cielo. Cielo raso. Frío polar, hielo y un espejo reflejando la burla de la escéna. La mujer finalmente se había ido, y con ella el riñon derecho de Ferreyra.



Defecó: Rabbit

Hambrecarnesangremadrepadre

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¡Hambre! ¡Busca la calma en el suplicio, en la iglesia y en la alienación!
¡Carne! ¡Ya viciado el solsticio y en las desventuras del amor!
¡Sangre! ¡Dale hijos a la patria! ¡El amor es francés!
¡Madre! ¿A qué dios confiaste tu tesoro figurado en hez?
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Un saltimbanqui repta en las calles…
-¡Circe, circe, circe! ¡Muéstrame las tetas!-
Un sacerdote bailando en el pedregal…
-El pecado es mi hotel; la absolución, su precio-
Tres cuervos defecando sobre un busto de Perón
-¿Qué hacemos acá, sí nosotros somos de Poe?-
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¡Hambre! ¡Fauna y flora ármense de encanto!
¡Carne! ¡Sea mujer, de tus instintos, un formicario!
¡Sangre! ¡Paga con ella y dale una úlcera al corazón!
¡Padre! ¡Es la música, en las palabras, mi redención!
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Desechó Sanrod.

sábado, 25 de abril de 2009

Vistiendo el traje de espectador

Ingresé al bar del Congreso y allí los vi. Sentados los dos, debatían acerca del Proyecto de Ley de Radiodifusión. Realizaban ademanes, gesticulaban, levantaban el tono de voz. Al mismo tiempo, ordenaban el almuerzo al mozo.

Vestidos con saco y corbata, el sudor recorría sus frentes. Sus camisas estaban empapadas. El aire acondicionado se encontraba fuera de funcionamiento.

Yo, ubicado en la mesa de enfrente, podía escuchar su conversación. Hablaban ahora de los votos que debían obtener para hacer pasar la ley. De que las cosas se estaban complicando más de la cuenta.

“Clarín intenta monopolizar la palabra y la expresión del pueblo argentino”, coreaban ambos senadores a dúo, repitiendo los dichos de la Presidenta.

Pasados unos 20 minutos, cuando el mozo llegaba con los dos platos de pollo con champiñones en sus manos, se sumó al debate un diputado del mismo partido que los senadores.

“Con esta ley, a Clarín lo ponemos contra la espada y la pared”, deslizó. “Ahora van a ver con quienes se metieron”, le respondió uno de los senadores, mientras se quitaba la corbata.

El diputado, sacó el proyecto de ley de su portafolio y comenzó a realizar algunas anotaciones. No pude distinguir que era lo que escribía.

Los senadores le hicieron un chiste acerca de su hermana, la cual era modelo y había posado el día anterior para una tapa de playboy. La cara del diputado se transformó.

Los senadores se descostillaban de la risa, golpeando la mesa con las palmas de las manos.

El diputado preguntó si era conveniente el adelantamiento de las elecciones.
“A ustedes les conviene”, le contestó un político de la oposición que estaba en una mesa contigua. “Se les venia la noche. Es un manotazo de ahogados”, agregó.
“Eso es lo que pretenden ustedes”, disparó el diputado oficialista. “Son una bolsa de gatos que como no tienen un proyecto político se encargan de desestabilizar”.

Los dos senadores miraban entretenidos la discusión que se había gestado, mientras dilucidaban el postre a pedir.

En la mesa que estaba pegada al baño de hombres, el presidente de la Cámara de Diputados parecía abstraído del mundo. Leía un libro de Antonio Gramsci, “Los intelectuales y la organización de la cultura”.

Levantó por un segundo la mirada del libro y se le apareció la silueta del jefe de bancada de su partido. “Tenía razón Gramsci”, dijo este último, al reconocer el libro que leía su colega.

“Para hacer la revolución, hay que penetrar primero en el aparato cultural del Estado burgués”.

A lo que el otro le contestó: “En el siglo XXI la lucha hay que librarla contra los medios de comunicación. Tienen tanto poder, que te pueden tirar un gobierno abajo”.

Al salir del bar, me topé con una manifestación de ruralistas frente al Congreso. Algunos, amenazaban con acampar en Plaza De Mayo si no conseguían lo que querían.

Habían pancartas también: “Abajo las retenciones”, “La soja es el yuyo que alimenta a los argentinos”, “No al empobrecimiento del Interior”.

En la otra esquina de la Plaza, integrantes de organizaciones sociales, inventaban cantitos a favor del gobierno.

“Tomala vos, dámela a mi, el que no salta es de Clarín”, resonaba ahora en Plaza de Mayo.

Unos minutos después, estos dos grupos opuestos se enfrentaron. La intervención de la policía frenó un disturbio mayor. En medio de la trifulca, un periodista de un noticiero, recibió un puñetazo en el ojo.

Al aquietarse las aguas, emprendí regreso para mi casa.


BARRETO

jueves, 23 de abril de 2009

Mundo, carne y demonio

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MUNDO
Sangra, ensimismada, la verdad de Anaximandro,
una burbuja, una brújula y un caldo de ideas
que arden en los huesos y se ciernen
sobre las inhóspitas lunas
sos-la-yan-do nuestras
muertes.
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CARNE
Tlön, Uqbar y el inextricable Borges,
la belleza de Arthur, Wilhelm el homicida,
las hormigas de Salvador, el contrapunto de Bach.
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DEMONIO
Hacer
de la música
un cruento chirrido
que se pierde en las herrumbres
y que no precisa de aire para viajar
..............¡Rebana el budín de un hachazo!
..............................................¡Cruz Diarrea!

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Ese enemigo del alma, Sanrod.

miércoles, 22 de abril de 2009

Potosí

Luego de recorrer varios departamentos de Bolivia, tratando de explorar la realidad social, cultural y política de este pobre país de América del Sur, la ciudad de Potosí resultó ser el punto más impactante de esta ruta turística.

Al ingresar a ella, se torna difícil no dejarse arrastrar y sucumbir ante su ubicación geográfica. Encontrándose a 4100 mts sobre el nivel del mar, toda su inmensidad se cierne sobre nuestro ser, avasallándonos.

La grandeza de Potosí no solamente se ve reflejada en sus pintorescos paisajes (calles angostas, en desnivel, con las montañas como fondo), sino en su particular y paradójica historia.

¿Cómo es posible que una ciudad que, durante los siglos XVI y XVII, supo ser uno de los centros económicos, culturales y poblacionales del mundo, en la actualidad, año 2009, sea (la cruda realidad lo demuestra) una ciudad pobre de la pobre Bolivia?

En el siglo XVI, se creía que, con la plata albergada en Potosí, era posible construir un puente que comenzara en dicha ciudad y finalizara en Madrid. Por estos días, se extraen cada vez menos minerales, y se estima que en 14 años ya no quedará riqueza alguna por explotar.

Más aún, como para adicionar una prueba contundente de la decadencia potosina, la acuñación de monedas se realiza en el extranjero.

Ayer, gran proveedora de riquezas del mundo (cabe recordar que la dinastía española de los Habsburgo pudo sustentar buena parte de sus guerras europeas con la plata extraída del Cerro Rico de Potosí).
Hoy, polis aplastada por la historia, enterrada en el olvido, borrada del mapa de la vida, sosteniéndose principalmente a partir del recuerdo de lo que alguna vez fue, o le dejaron ser.

Con solo detenerse en el rostro, en la mirada de los potosinos, se puede advertir una tristeza que interpela nuestros huesos.

Largos años de dominación y explotación han sido suficientes para adormecer a un pueblo, para hacerle sentir que ese es su destino, que es natural este desenlace, que es producto del devenir histórico, de la Razón de la historia.

Si hay un tour que recibe promoción dentro de esta ciudad, ese es el tour a las minas, el cual consiste en una visita a las minas del Cerro Rico, cuya actividad no ha cesado aún.

He aquí una curiosa paradoja: si bien Potosí ha perdido, desde hace mucho tiempo ya, su lugar de centro económico mundial, las condiciones en que se desarrolla la existencia dentro de las minas, se mantienen intactas.

La vida de los mineros continúa siendo breve (suele extinguirse alrededor de los 35 años), indigna, alienante. Las causas de muerte están relacionadas con accidentes, luchas entre ellos (por la explotación de las venas/vetas), tristeza (están largo tiempo alejados de sus seres queridos), enfermedades (el aire que se respira en las minas es altamente contaminante).

Al igual que en el pasado, el peso de la tradición resulta esencial para entender por qué razón un minero decide (¿es una verdadera elección?) ser minero. En general, al ser un oficio que se transmite de generación en generación, es aceptado como algo natural, sin recibir cuestionamiento alguno.

Al realizar el recorrido por las minas, se puede confirmar la presencia de la religión, a lo largo de la historia humana, como instrumento de dominación. Esto se puede particularizar del siguiente modo:
cuenta el relato que, en las primeras décadas de colonización española en el Perú, los mineros se resistían a trabajar en las minas y buscaban huir de ellas. Para evitar esto, los españoles decidieron introducir dentro de ellas una figura, conocida como “el Tío”, la cual simboliza al diablo.

De esta manera, los mineros quedaron presos de este personaje, temiéndole, y los colonizadores lograron su cometido: crear una herramienta que les permitiese proseguir con su “proceso evangelizador”.

El hombre es el lobo del hombre, escribió alguna vez Thomas Hobbes. Por lo visto, no estaba muy alejado de la realidad.

Una última reflexión acerca del tour minero:

¿Es posible conciliar el intento de mostrar una realidad (cruda, pero realidad al fin) con el espectáculo montado sobre ella?

¿No se convierte en contradictorio?

¿No roza lo morboso el hecho de observar, desde el lugar de turistas, y convertido en un show, a un minero trabajando en condiciones degradantes?

¿No termina siendo una práctica miserable el regalarle al minero cigarrillos, hojas de coca, etc, pensando que estamos realizando una ofrenda?

¿No se asemeja a la limosna que se le da a un linyera?

¿No se descompone todo en algo demasiado frívolo al registrar el padecimiento del minero a través de una fotografía? (nada más parecido a un zoológico queriendo retratar las distintas especies de animales que habitan nuestro suelo).


Todo lo expuesto anteriormente no implica que no haya quien realiza esta excursión por la selva humana desde un lugar crítico o de conciencia social. Sin embargo, al estar, en este caso, tan fusionados espectáculo y realidad, las líneas divisorias suelen tornarse difusas.

BARRETO

martes, 21 de abril de 2009

Eterna durmiente

*
¿Acaso el viento perdonó a tu nombre
y se llevó, con mis desiertos, tu cara?
Cuando los cuerpos devienen en pantanos,
cae, en espiral, el inextricable abismo
que dejó al mundo sin luz
*
Me hice, del tiempo, dueño en sólo segundos
y, con los bueyes, di un color al silencio
En tanto, el viento me devolvió los besos
que me han mojado y han abierto el abismo
que dejó al mundo sin luz... mientras dormías.
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Evocó Sanrod.

El secreto

Llevo conmigo un secreto
En lo más profundo de mí ser
Este recorre mis venas
Y está a punto de florecer.

Un pasado que me duele,
Me esta siempre atormentado
Un pasado que no olvido
Un presente reprimido.

Yo no siento la vergüenza,
Tampoco siento el temor,
Solo siento a mi conciencia
Que retumba en mi interior.

Llevé conmigo esta pena,
Llevo conmigo el dolor
Y te llevaré siempre conmigo
En lo más profundo de mi corazón.

No solo fue por amor.
Atribuyo a esto pasión,
También fue por venganza.
El odio es simplemente una expresión.

Mi voz susurra como el viento.
Llegó la hora de confesar,
A todos mis seres queridos
Mi terrible acto mortal.

Mi secreto es…

EJV

Cor-ti-to.

Sin dudas lo digo, Fernando murió, sí, pero no de causas naturales como nos quieren hacer creer los peritos. Cuántas veces intentó él decirme, advertirme suplicante, del peligro inminente que corría y cuántas yo, maldito incrédulo, le aplacaba, calmaba su terror (sí, terror era lo que supuraban cada uno de sus poros) sugiriendo que exageraba. "Nadie quiere matarte, nando, está todo en tú mente". Y era él quien estaba en la mía.
¿Por qué no hiciste nada, Fernandito? Viste venir tú muerte, fría y despiadada, tan tibio y lleno de resignación sabiendo quíen era tu victimario... ¿Es que tanto amabas a tu asesino?
Siempre lo supo y nunca hizo nada, nada.

Y este fuego, magma ardiente, implacable e inexorable me consume...

Tan admirable trabajo no debe quedar impune: yo maté a Fernando Cáseres.
pour Rabbit

lunes, 20 de abril de 2009

...

Para que nadie tema el regreso de mi depresión crónica hablo con vos, fantasma de mi memoria, que nunca volverás a estar entre mis vivos, para decir que te recuerdo, con una sonrisa nostálgica, en este 20 de abril tan seco y frío sin vos.
R.I.P
Un requiem de Rabbit.

Plastilina

"¡Fuego! ¡Fuego sobre mí! ¡Aquí! O me rindo.
¡Cobardes! ¡Yo me mato! ¡Yo me tiro a las patas de los caballos!" * **
Jean Arthur Rimbaud

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La estocada de la estoica
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"Repugnante como una ballena franca serpenteando con dificultoso garbo por un desierto de sal y asidua a las crisis de la luna y los vigorosos dejos de luz que impregna el sol rebotando con reboso en las pálidas caras de los desgraciados en el amor, se dignó a dilatar cada minucioso acicate que presentase la naturaleza en su camino. Sorda del ojo izquierdo y ciega en el tacto de las mandrágoras desemejantes al séquito de ninfas de Apolo. Nacida mujer, en cuerpo de mujer, aunque sus costumbres bárbaras (ligadas a Grambinus, San Patricio y un horrible vikingo del cual no pienso dejar referencia) hayan soliviantado con azarosa perplejidad a quienes testificaron. Un cúmulo de caras sin nombre se agolparon en una infinita lista-memoria de compañeros sexuales. Un deshidratado y risueño recuerdo de amor le quitó el sueño: un solo amor para toda la vida, como los hipocampos. ¡Qué vida! ¡ay, ay, ay! ¡uy, uy, uy!, ¡glup, glup, glup! Muere en Villa General Belgrano de una cirrosis fenomenal ¡glup, glup, glup! En su epitafio, yace la leyenda “¡aaaagggffffff!” -una suerte de onomatopeya del jadeo masculino luego de finalizado el coito, música que, con retozo, hizo eco en su cabeza durante las últimas diecisiete primaveras."
*
Así fantasea, Ekaterina, esbozando una breve y condimentada autobiografía para el que será su primer y último libro. Tratará su visión del gentío encolerizado, con su pasado a cuestas y la lluvia ácida sesgando el cristiano resplandor de la quietud: esplín de los esplines.
Ella espera a la muerte apetitosamente, la conoce, la proyecta y la desenmascara con abominable soltura. De alguna manera, sabe que, por más que parezca un disparate, inesperadamente un cóndor la raptará, la llevará a su agujero en lo alto del cerro La Ventana y desgarrará su vagina con singular pasión -como un lobo se debe a la luna, un cactus a sus reservas o un mexicano a su chile. Quizá corra con otra suerte y despierte otras tantas madrugadas, sea tal la última, ahogada en su miseria, su karma, el alcohol. O bien, reviente por autocombustión. Sea como sea, es tal su seguridad -respecto de su venidero óbito- que resulta sencillo comprender la vehemencia con la que entreteje cada uno de los menesteres propios de aquél que anhela la inmortalidad.
Ekaterina guarda sus cosas y se dispone frente a la puerta del tren.
*
*
Subte Línea B, Estación Carlos Gardel
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Hace una pausa en su trayecto para evitar a los carteristas, fumadores empedernidos, negros de ojos tristes, príncipes apócrifos, paraguayas-murallas y otros hologramas de la urbe del Abasto, entretanto detiene su mirada en un graffiti de carácter antisemita: “maten a los judíos, contaminan con los pies sobre la tierran”. Un ramillete de sensaciones nauseabundas y de tristeza se apoderó de su vientre que, tras una sucesión de eructos que intentaban emular la “Tubular bells” de Oldfield pero con olor a milanesa, regurgitó a un rabino de cabellos pesados que se encrespaban entre las vías y los anuncios del noticiero matinal. Digerido el asombro, junto con algunos retazos de la túnica que cubrían al rabí, Ekaterina se dio a emitir un solemne “¡guau!”.
*
-No soy perro, aunque tampoco católico, pero hablamos el mismo idioma- reclamó el rabino.
-¿Miau?
-No te pases de lista, muchacha. He salido de tus entrañas rebosantes de nicotina y hachís para enseñarte el camino.
-¡Qué cosas! una compra pan rallado en lo de Domitila, fríe unas milanesas y vomita a un judío…
-No me debo al pan rallado de Doña Domitila…
-¡Es el hachís!... ¿o el sueño con Rachmanioff?
-¡Cállate! presta atención…
Ekaterina asiente con la cabeza, mientras pierde sus ojos en los crespos cabellos que se limitaban ya a los hombros de su creación.
-Fui enviado por el mismísimo Abraham con el fin de darle cauce a tu tormentosa existencia, estoy aquí para purgar tu alma, amparar tu esencia y honrar tu sexo según las escrituras del Pentateuco…
-¿Debo cortarme el clítoris?- interrumpe la muchacha.
Involuntariamente, se curvan los labios del rabino, leve guiño de una inevitable sonrisa, en tanto dispara:
-¡Escúchame! luego tendrás tiempo para el regocijo.
-Sí vos lo decís…
-Has estado desperdiciando tu vida, abasteciéndote de venenos, caminando sin rumbo, corrompiendo a los iluminados...
-¡Pará un cacho, loco!... ¿los “moishe” no hablan en hebreo?
-¿Para qué hablar el hebreo sí no entenderás una sola palabra?
*
Ekaterina se abstuvo de reponer al divisar la silueta de un muchacho de corta edad -que, a medida que se acercaba, sumaba un lustro en cada paso- pidiéndole fuego. Mientras buscaba en su cartera, trataba de explicarse donde era que se había metido el israelita.
*
-Acá tenés, pero mirá que acá no se puede fumar… ¡te van a colgar de las bolas!
-¿Y por qué pensás que vengo a pedirte fuego?
-Tenés los ojos como la laguna de Lobos, dudo que seas un incendiario, supongo que querrás fumar…- socarrona, la Rusa.
-¡Ja, ja, ja! claro, muñeca, pero no voy a hacerlo acá… Hace rato que estoy observándote, se te escaparon cinco trenes y no te percataste de ello en lo más mínimo. Te vi solita, con la cara inocente como la de una criatura cuando termina de apedrear la casa de una vecina molesta, indefensa, solitaria y no pude con mi genio…
-¡Qué chamuyo barato! noto que te comiste toda la saga de Cris Morena, un café con leche y tres medialunas... Soy una flor excéntrica, no me conmueve Bécquer y fui feliz cuando mataron a la madre de Bambi...
-¡Un demonio en el cuerpo de un angel! sugerente…
-¡No! nada de eso, sólo estás ante una mujer que está cansada ¿de qué? no importa, solo estoy cansada...
De alguna manera u otra, el extraño no tardó en simpatizarle a la Rusa y, frente a la oportunidad, arrancarla del subterráneo para perderse juntos por las calles de Once.
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Un rostro sin nombre
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Inmiscuidos en el cauce de la Av. Corrientes, se dieron a la búsqueda de un café en donde sirvan delicias turcas. Ante la negativa, el extraño decidió invitarla a su departamento (sito en Azcuénaga y Sarmiento), donde instintivamente se dio rienda suelta al connatural acto que los norteamericanos definen como "un simple intercambio de fluidos", que los franceses designaron como "pequeña muerte" y que quien escribe aludirá a éste simplemente como "cópula" (para no caer en la porno-prosa).
Entre sábanas, fumaron cigarrillos rubios a rabiar, conjeturaron acerca de los propósitos de la Orden de los Perfectibilistas y cedieron ante unos escasos y mezquinos besos caducos. Durante unos minutos, permanecieron impasibles, y en absoluto silencio, hasta que al desconocido (que, para ese entonces, había reunido el número definitivo de lustros) se le dibujó, cavilando, la imagen de Ekaterina en el andén del subte: ese monólogo atroz.
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-Che... ¿por qué hablabas sola en el subte? ¿siempre hablás sola?
-¡Ja, ja, ja! ¿me estás cargando, no?
-¡Para nada! te hablo muy en serio, llamó poderosamente mi atención...
-Sí, definitivamente, me estás cargando... ¡hay que ser miope para no ver a un barbudo de dos metros disfrazado de monja!
El extraño, desconcertado, busca en su memoria y la toma por el mentón.
-Ekaterina, más allá del buen hombre que vendía revistas y ese "rati" que nos miraba como sí le debieramos algo, estábamos sólo vos y yo en el andén...
-¡Andá a cagar! ¡Puto!
Inmediatamente se vistió, tomó sus cosas y se despidió con un estrepitoso portazo. Bajando por las escaleras, sonriente y atestada de júbilo, reflexionó que más allá de haber sido tratada como una vulgar desequilibrada mental, no sentiría en su paladar el amargo sabor de un nombre. Un nombre de un hombre. Un nombre de un hombre que no creyó en ella.
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Subte Línea B, Estación Pasteur
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Una vez más, jugando a ser topo, en los subterráneos. Ekaterina se ubicó en un banco y esperó a que el próximo tren se deshaga de la multitud que la rodeaba. Miró a sus costados, como una suricata al acecho, y se introdujo los dedos índice y mayor por la garganta. Naturalmente, como era de esperarse, se manifestó el rabino.
*
-¿Dónde te habías metido, loco?
-Discúlpame, fui llamado por la naturaleza… ¡tenía que ir al baño, mujer!- contestó el rabí.
*
Bajó la tensión, y mientras los focos parpadeaban, la Rusa desviaba su atención a la silueta de un hombre que se acercaba, restando un lustro en cada paso. Al guardar la distancia conveniente para el diálogo, se vio cara a cara con un niño de unos ocho años.
*
-Señorita, ¿esto es suyo?- entregándole en mano un trozo mugriento de plastilina.
-No, hermoso, hace tiempo que no juego con estas cosas- repuso con la voz sedante de una abuela que prepara un bizcochuelo.
-Bueno, entonces, se lo regalo.
Antes que pueda agradecerle, el niño se fue corriendo y, así, sumando lustros en su marcha.
-¡Pará, flaco! ¿viste a alguien más que yo en el andén?- preguntó, temblando, Ekaterina.
El hombre se detuvo y, girando sobre su propio eje, la miró sonriendo y respondió con otra pregunta:
-¿Tenés fuego?-


**************
* Cita: "La mala sangre" ("Una temporada en el infierno", 1873).
** " Original: "Feu! feu sur moi! Là! ou je me rends. -Lâches! Je me tue! Je me jette aux pieds des chevaux!" / "Mauvais sang" ("Une saison en efer", 1873 ).

Por Sanrod.

domingo, 19 de abril de 2009

El valor de la vida

Fernando yacía en su cama. Mientras se desperezaba, envuelto en las sábanas, comenzó a pensar lo que le depararía su día. Llevar a los chicos al colegio, trabajar hasta las 8 de la noche, ir a visitar a su padre, juntarse a comer con los muchachos. La rutina me está agobiando, pensó.

La habitación se encontraba repleta de cuadros con los rostros de jugadores de Independiente de todas las épocas. Un póster de Bochini abarcaba buena parte de una de las paredes del cuarto.

Fernando se levantó de la cama silenciosamente para no despertar a su mujer. Entró al dormitorio de sus dos hijos y les avisó que el desayuno iba a estar listo en 10 minutos. Le dio un beso a cada uno, y se dirigió hacia la cocina.

Luego de preparar las tostadas, el jugo y el café con leche, decidió pegarse una ducha.
Al ingresar a la bañadera y abrir las canillas, notó que el agua salía fría. ¿Se habrá apagado el calefón?

Salió al patiecito lindero con el baño y comprobó que el calefón no estaba funcionando. Allí mismo recordó los fuertes vientos que se desataron a la madrugada. Debe haber sido eso, balbuceó, consciente de que era necesario cubrir el calefón con nylon para que no volviese a ocurrir lo mismo.

Al observar la hora en su reloj pulsera, advirtió que si esperaba que el agua de la ducha se calentara, sus hijos llegarían con retraso al colegio. Suspendió su higienización temporariamente.
Al dejar a sus hijos en el Instituto Moderno de Educación Integral, emprendió camino hacia su trabajo.

Cuando llegó a la remisería, su jefe lo aguardaba para conversar con él.

-Fernando, necesito un favor.
- Decime, en que te puedo ayudar?
- Uno de los choferes de la noche no puede venir y necesito que lo cubras.
- Si, no hay problema. Tenía que hacer un par de cosas pero las dejo para mañana.
- Muchas gracias, me salvaste.

Mientras su jefe se retiraba, Fernando imaginó lo arduo que iba ser su día. Debía avisarle a su padre que no pasaría por su casa esa noche y a sus amigos que no lo esperaran para el asado.

Tomó el celular y realizó dos llamadas para suspender ambos compromisos. Acto seguido, la recepcionista le encomendó su primer viaje del día: Hipólito Irigoyen 1984.

Luego de trabajar 24 horas seguidas, su cuerpo lucía extenuado. Eran las 7 de la mañana del día siguiente. El maratón de viajes, pasajeros, lomas de burro y semáforos parecía haber concluido.

Mientras la recepcionista le pagaba lo que le correspondía por su jornada laboral, dos jóvenes ingresaron a la remisería.

-Tendrías un auto? Vamos hasta el Shopping, dijo uno de ellos.

Automáticamente, Fernando despachó su mirada hacia a la recepcionista, dándole a entender que él los llevaría.

-Llevo a los muchachos y me voy a casa a descansar Mónica, le dijo, y se retiró al automóvil.

Los dos jóvenes siguieron sus pasos. El más gordo, subió adelante, mientras el otro se ubicó en la parte trasera.

Unas cuadras antes de llegar al Shopping, Fernando tuvo un presentimiento. No logró descifrarlo del todo. A los pocos segundos, el pasajero sentado al lado suyo, sacó un revólver de la cintura.

El otro sujeto, le gritó:
- Quedate piola y hace lo que te decimos porque te bajamos.
- Llevate todo lo que tengo flaco, pero no me hagas nada.
- Doblá acá y dale todo derecho.

Fernando notó rápidamente que quien estaba detrás suyo, con la cabeza rapada y unos lentes de sol, era quien llevaba la voz cantante. Intentó advertir si los pasajeros estaban drogados o borrachos. No, no lo estaban. Al menos, no lo notó.

-Escuchá, te doy todo, pero dejame ir.

Ni bien termino de hablar, recibió un culatazo en la cabeza.

-La concha de tu madre. Yo soy el que digo lo que hay que hacer.

El gordito que iba adelante, permanecía callado. Exhibía un tatuaje con una serpiente en uno de sus brazos. Fernando no olvidaría ese tatuaje más tarde.

Durante 20 minutos, recibió reiteradamente en su cabeza violentos culatazos por parte del delincuente pelado.

-Flaco, no me pegues más. Sos enfermo? Te dije que te doy todo.
-Encima te haces el gato? Puto, te voy matar.

Fernando les avisó a los sujetos que debía parar en una estación de servicio a cargar gas, mientras ideaba su intento de escape. Se llegan a bajar del auto, y me voy a la mierda, con surtidor y todo, repetía para sus adentros.

-Te haces el loco y te bajo, dijo el pelado.

Al acercarse el muchacho de la estación de servicio para llenar el tanque, el gordo le apuntó con el arma. La cara del joven se transformó, palideciendo súbitamente.

Los delincuentes se quedaron en el automóvil. El plan de fuga, abortado.

Salieron de la estación de servicio.

El pelado le pegó nuevamente con el revólver en la nuca. Fernando no aguantaba más. Se sintió resignado, ultrajado, sin ganas de nada.

-Matame de una vez hijo de puta. Me estás pegando desde hace media hora. Me tenés las pelotas llenas. Sos un enfermo de mierda. Matame y dejame en paz.

Su rostro lucía desencajado. Estaba fuera de sí. Chorreaba sangre de su cabeza.

-Pará el auto acá maricón, le gritó el que estaba atrás.

El automóvil se detuvo. Lo único que falta que estos forros me metan adentro de la villa.

- Mira que yo del auto no me bajo ni en pedo, dijo.

A los pocos segundos, Fernando era arrastrado por el suelo. Lo tenían tomado de los pelos. Lo llevaban hacia una loma. Fernando no podía imaginar con lo que se iba a encontrar del otro lado de ella.

Era como un muro, como una especie de barrera natural que dividía el paisaje social.

Su mente estaba demasiado averiada. La lucidez escaseaba.
Al pararse en la cima de la loma, sus huesos se helaron.
Dejó de sentir su cuerpo.

No pudo dilucidar con precisión lo que sentía en ese instante. Miedo? Impotencia? Bronca? Odio?

Fernando tuvo ante sus ojos un conglomerado de gente hacinada, amontonada una al lado de la otra. La pasta base, el poxi-ran, la cerveza, invadían el lugar, robándose el papel de actores principales.

- Yo ahí no me meto ni loco, les gritó, mientras forcejeaba con el pelado.

A lo que este le replicó:

- No mires a la cara pedazo de puto.
- Vos si que sos gracioso. Hace 40 minutos que me estas pegando y ahora no queres que te mire.

Paralelamente, el gordo se iba alejando. Se metía tranquilamente dentro de la villa. Algunos lo recibían como a un héroe.

- Date la vuelta y raja de acá pancho, le señaló el otro sujeto, apuntándolo.

Si me voy de espaldas, este me tira un a quemarropas, pensó Fernando.

- De espaldas no me voy flaco. Andate vos primero.
- Querés que te mate gil? Hace lo que te digo.

Desobedeciendo las órdenes del pelado, Fernando entró a caminar, con sus ojos fijos en el sujeto.
Cuando lo tuvo lejos de su alcance, empezó a correr. Con desesperación. No sentía las piernas. Su mente estaba en blanco. La sangre desprendida de su nuca formaba un camino en el suelo.

De repente, escuchó la voz de una señora:

- Te acaban de robar, no?
No, no me mires. Acá me conocen todos. Seguí caminando.
El gol que está a dos cuadras es tuyo, no?

Fernando asintió con la cabeza.

- Camina unos pasos más que ahora te tiro las llaves del auto. Estaban tiradas en la vereda.

Siguió caminando. Luego de dar unos diez pasos, algo cayó delante de su cuerpo, en plena calle. Eran las llaves.

Corrió hasta el auto, encendió el motor y arrancó a toda velocidad.

Le habían robado 200 pesos, un pulóver y una cadenita de oro que le habían regalado sus hijos.

Todo el trayecto hacia su casa fue monopolizado por un solo pensamiento: que poco que vale la vida, carajo.

Por Barreto.

sábado, 18 de abril de 2009

Séptico y Sentimental.

En el lugar más austral de mi departamento, empapado de oscuridad, me arrojo al despojo de la duda y ,así, al encuentro con la cruel realidad. El mate está frío y yo sin querer levantarme.
sin muchas fuerzas me reincorporo en mis pies descalzos, ágiles para evadir los deshechos que en el suelo se ciernen agazapados, inertes expectadores de estrellas que no existen más que para mí. Con una mano tomo la pava, pavita, con el agua helada, con el agua tan fría. Pienso; camino, agua, -glup, glup-, fuego, pava, hervor.

Vuelvo a tirarme entre los desperdicios que tan deliveradamente dejo descansando en mi suelo... ¿Qué es eso que suena? PJ Harvey es un sedante para mi cabeza. Decido salir, despejarme un poco.
solo tomando las llaves, abriendo la puerta, crossing over, just like that. tomá un en-vi-on-ci-to querido, todo va a salir bien, te prometo que nada raro va a salir de atrás de esa puerta.

Wrong.

Tiene nombre de mujer.

Detrás de todo hay un nombre de mujer, detrás del nombre; un rostro... eso hay que temer.





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look around, tell me what you see. Even though we are close, the distance between us is so vast..

and our souls beg for peace, but is too late. we depend so much on pain that we forget about beauty. a plain, a forest, a sunset, a face, a laugh. every little thing in life has it's piece of light.

this warm, tender light... I'd give everything I have for it.






by da Rabbit.

Retrato de la Estación Lanús

*
A contramano por Pavón, se hacen carne mis fantasmas (un reloj, dos muñecas jujú y un falso pergamino atiborrado por indescifrables jeroglíficos), en tanto entono “el payaso plin plin” en jeringoso. Siento que pesan mis piernas, cuando en verdad es el suelo que está muy liviano. Sigo el paso y noto que aun conservo el sueño de cagar a palazos a un caddie disfrazado de Superhijitus; aunque la idea de hacer que ella bese la tierra mojada pese tanto como jugar a la ruleta rusa con el tambor repleto. Sonrío por mis paisajes imaginarios y recibo a cambio una muralla de frescos del medioevo.
Tal es el camino que, en las sinuosas danzas del caminante en las multitudes, se graban plutónicas figuras en el aire peligrando mi estabilidad. La pictórica marquesina semestral ofusca y corona al horizonte con una criatura del averno. Las quinientas setenta y tres cabezas manando como fango de los trenes, muriendo, dentro de sus zapatos, por vivir los cinco minutos venideros. Las quinceañeras, eternas, infinitamente estúpidas haciendo del paseo una carrera de obstáculos.
Cuatro columnas más y, al menos por hoy, no voy a ser más parte de esto.

Antigua Estación Lanús (Año 1910)

***

Soliloquió Sanrod.

El inspirado

*
Brotar, ser, extinguirse.
*
La inspiración es un cardume de pirañas cayéndose de los labios; la figuración de un campo de flores marchitas abatidas por un vendaval; un reloj comiéndose a otro reloj; el anverso del codo; un sinnúmero de bueyes devorando el horizonte. La inspiración es la connatural forma de muerte del artista: desnudar, a cuentagotas, sus pasiones.
*
El inspirado inspira…
¡Empapa a tus testigos! ¡todos ardemos al sol!
¡Teme! ¡suspira! ¡todo estímulo creador es un instante fugaz en el que se enfrenta a la muerte!
*
La inspiración no se trata de un designio divino, sino de una ilustración singular del inspirado. La inspiración es la ovulación; el ideal de podredumbre que el artista tomará para, luego, moldear y presentar en sociedad. Sí los "estándares canonizados" lo avalan, estaremos en presencia de una obra maestra por encima de una prostituta -el artista forzado. Sí la caravana de zombies lo rechazan, nuestra hez labrada será un producto biodegradable.

*
Extinguirse, ser, brotar…

*
***
Recicló Sanrod.

¿De qué hablamos?

El diálogo es este encuentro de los hombres, mediatizados por el mundo, para pronunciarlo no agotándose, por lo tanto, en la mera relación yo-tú.
Paulo Freire.


Vamos tan rápido por la vida que ni nos acordamos de pensar, de vivir. Es lo que quieren y es lo que debemos evitar.

Intentemos hablar, politizar, que la política no sea un tabú. Promover la discusión no es crear conflictos, nunca más alejado de eso, sino intentar solucionarlos, por medio del diálogo.

Discutir tampoco es hablar por hablar, uno debería saber de lo que habla, si no se sabe, lo podemos aprender. Nadie nace sabiendo, nadie nace con un destino. Nuestra vida no es una determinación -como muchos lo insinúan- aunque sí somos seres condicionados, condicionados por distintos factores, pero ese condicionamiento es totalmente superable. Hay que leer, nutrirse, ver qué pasa afuera de nuestra "quintita".

El cambio empieza de a poco. si sabemos de qué hablamos no nos van a poder cagar.


(no sé por qué escribí esto)

Por da Rabbit .

viernes, 17 de abril de 2009

Algunas palabras a modo de introducción

Que se intenta al crear un blog?
Que esperamos encontrar al adentrarnos en el mundo de la escritura?
En primer lugar, pienso que estamos tras una búsqueda interior, que trate de conectarnos con lo más profundo de nosotros, con eso que sabemos que guardamos dentro pero que no conseguimos exteriorizarlo. La pluma (en este caso, la PC, producto de este mundo cada vez más científico y menos espiritual) permite que expresemos nuestros deseos, frustraciones, temores, ambiciones; nos entrega la oportunidad de plasmar nuestra visión de la vida, del mundo, de la sociedad, de las relaciones humanas.
En segundo lugar, este pretende ser un espacio para la reflexión, para el debate de IDEAS. En un mundo agobiado por la vertiginosidad, por la inmediatez, por la vorágine, poder detenerse a pensar, al menos unos minutos de nuestro día, debe considerarse un privilegio.
El universo entero parece encaminado a un proceso de destrucción que no presenta indicios de evolución alguna. El hombre es el único responsable de todas nuestras desgracias, pero también resulta ser lo único viviente capaz de revertir la realidad, de transformarla. Todo depende de él. Aunque el pronóstico sea poco alentador.
Este blog no pretende correr detrás de las noticias que recorren diariamente los noticieros, periódicos y radios. Esto se debe a una simple razón: trataremos de desarrollar a través de este canal una visión crítica de la sociedad en la que vivimos. Este desafío implicará sortear los lugares comunes; derribar aquellas reglas y prejuicios que están establecidos e instalados socialmente como indispensables y naturales. Para esto, bucearemos en la construcción de una mirada alternativa, o de una contramirada.


Por Barreto.

Lejos de mi centro

*
Lejos de mi centro, se enarbola un dios
que mueve al mundo como a un carrusel.
Perenne en el tiempo se vio,
en cada siglo, mudando de piel.

Dentro de mi cuerpo, se aflora un mar
que ruge, a cuatro vientos, su fervor;
mitigando el crudo dolor
de los ancianos y la nueva raza.

Golpean los vientos a un ritmo que violenta el pulso,
cuando se yergue el monstruo real dando cuerda al reloj.

Fuera de mi espejo, nos arropa un sol,
que cosquillea tibio en el alma.
Aunque, en el trance del simio, un bastón
divida mucho más que las aguas.

Golpean los vientos a un ritmo que violenta el pulso,
cuando se yergue el monstruo real dando cuerda al reloj.

Lejos de mi centro, se alza un dios
que mueve al mundo como a un carrusel.
Dentro de mi cuerpo, se escurre un mar,
dejando sordas todas mis palabras.

***
(Letra hermanada a una música jamás oída...)

Sentenció Sanrod.

Nuevos, buenos aires.

Y así debe comenzar todo blog. Sin mucho glamour ni mucha gloria. Creo que ya me está gustando, mi egocentrismo necesitaba nuevos aires. En cuanto a este día, realmente tuve muchos (nuevos y buenos aires); disfruté de un paseo por el Parque y el verde era intenso, mucho más intenso de lo que recordaba. El sol despertó mi cuerpo entumido por la oscuridad de la ciudad, la brisa acarició mi cara y, yo, leí.
Descubrí a un escritor increíble, auténtico y fresco. Tanto que esas páginas parecían haber sido escritas ayer.

"Lavender Mist" de Jackson Pollock

Como el pasto entre mis dedos.

Sensación extraña, y no.
¿Es que tan lejos hemos llegado?
¿Tan lejos como para no saber?
Siento a mi sangre desesperada
por llegar al contacto. El impulso
es infinito; sensación fantástica
y extraña.

y a la vez no.

El verde contrasta al celeste
el blanco abunda. Revolotean
besando flores las abejas,
y recuerdo mi niñez.


Ya subí esto en otro lado, pero me gusta:


Alba.

A veces la mente me juega trucos. Más de una vez me creí el único ser en este mundo, el único real. Mis ideas rayaron lo ilógico, aunque siempre me resulto creíble. Jugué con la vida y la muerte, fundí mi presencia en el todo. Y nada era yo; nada que no pudiera imaginar.La causalidad reparó en mi, y mis actos recibieron, como consecuencia, un penoso mal; ese castillo, ruin, nefasto, cambiante. En mis sueños aún está. O estaba, ya no lo recuerdo… todo es confuso en un punto, todo vuelve hacia atrás; se retuerce, se voltea, vuelve. ¡Cómo cambié! Gracioso castigo; la soledad resguardó mi alma dolida, las letras escudaron mi corazón. Tres inviernos (o tal vez más) se mofaron de mí. Pero fui libre al fin, libre de ataduras, del tedio, del dolor implacable.Luego, claro, confusión; alegría, angustia, soberbia, humildad. Era (¿cómo no pensarlo?) capaz de todo. Quise vivir cada sentimiento; embriagarme de todos y cada uno de ellos. Sólo faltaba el más puro si se quiere. Y amé (tal vez extrañaba el dolor, como un adicto su néctar) sin pensarlo, amé a aquella flor, que por pétalos tenía espinas. Herido de muerte, mi corazón tambaleó. Antes de la estocada final pudo zafarse de la dulce tortura, del placer y el dolor: del amor al odio. Odio; eso sentí, amargura en mi boca, en mi alma, en todo mi ser.Desde aquel momento mi vida se tornó un torbellino, un ciclo, un tedio nuevamente. La ira reinaba en el caos de mi ser, el desorden era tal que mis pensamientos se confundían. Mi realidad se alteraba ¿Como saber qué es real? ¿Cómo tocar lo real, si lo que siento esta en mi mente? En lo profundo yo vagaba. En el fondo de mis ideas; las sentía tangibles y perfectas, hermosas y humanas. Entre violentas batallas con seres irreales (eso trataba de pensar) la encontré. Una Lilith para el lactante, una Eva para su Adán. Y así a ella también la amé.

Por da Rabbit.